Una de las ventajas más notables de los vehículos eléctricos es el funcionamiento relajante y casi silencioso de sus motores. Al carecer de los cientos de piezas móviles y la combustión necesarios para el funcionamiento de los motores de gasolina, los motores eléctricos no producen los niveles de ruido de sus homólogos de combustión interna, pero ese silencio puede revelar ruidos inesperados provenientes de otras partes del coche.